Cuando la realidad supera la ficción – entrevista al profesor Rosler

¡Extraña creatura la Argentina! tierra de contrastes y diversidad, donde vivir en Buenos Aires o en Tucumán puede significar ser parte de una cultura completamente distinta y sobretodo aspirar a una vida totalmente distinta. Tierra de fanatismos, en cualquier campo de la vida, ya sea la gastronomía (Después de todo… ¿Tomar mate todo el día no es tal vez una forma de fanatismo?), el fútbol o la política. Como dijo una vez Winston Churchill: “Los italianos pierden las guerras como si fueran partidos de fútbol y los partidos de fútbol como si fuesen guerras”. Bueno, me parece, queridos argentinos, que ustedes se tomaron todos los defectos de los italianos y los exacerbaron. Cuidado, que por desgracia no estoy hablando solamente del fútbol. De hecho, el intento de éste articulo es hablar de política. Para aclararme un poco más las ideas hablé con Andrés Rosler, Profesor de Filosofía del Derecho de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Durante la interesante y larga charla que tuvimos hablamos sobre “la pytonescas –aludiendo al celebre programa de humor inglés- escenas de la vida política argentina”.

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El profesor Andrés Rosler

Empecé pidiéndole un comentario sobre un hecho que me había contado un amigo y me había dejado desconcertada. En junio 2014 el gobierno de Cristina Kirchner creó la “Secretaria de coordinación estratégica para el pensamiento nacional” –poco tiempo después disuelta por el presidente Mauricio Macri- y nombró como secretario de la nueva institución el filosofo Ricardo Foster. La responsabilidad primaria del nuevo cargo era “diseñar, coordinar e instrumentar una usina de pensamiento nacional, ajustado a los lineamientos que fije la Secretaría” (como si eso fuese posible en un pais de 40 millones de habitantes). Algunos no demoraron en comparar la Secretaria con el “Ministerio de Propaganda e Información” del nazismo. No pude evitar preguntarle si esto fuese un síntoma de las aspiraciones totalitarias de Cristina o solo una falsa alarma. El profesor Rosler me contestó que, “sin duda se trata de una falsa alarma”, y que probablemente la nueva secretaria fue creada más por razones monetarias que con intención propagandística. Rosler como buen argentino, irónicamente alude a que “Con la secretaria anterior no se debe haber robado tanta plata y para tapar el escándalo crearon una nueva secretaria”, al mismo tiempo nos recuerda que, “Además, parece obvio que no se necesita una secretaria de Estado para organizar congresos”. Sobre la reminiscencia nazi o fascista?, Rosler, ya Andrés para esta parte de la entrevista, no demora en llamarnos la atención en que “si bien el régimen nazi tuvo ministerios y secretarías consagrados a la propaganda, a la censura, al cine, etc., ni el nazismo ni el fascismo contaron con una Secretaría dedicada al pensamiento”. La razón es muy sencilla, al menos para el caso alemán. De hecho, “Martin Heidegger habría acogotado a Hitler con sus propias manos si éste se hubiese animado a crear una Sekretariat des Denkens, o algo parecido”. Sin desmerecer ni a Forster ni a la Argentina, Rosler conforme a su especialidad nos recuerda que, “Hay cosas que ni siquiera un nazi se atrevería a hacer, y menos en vida de Heidegger, quien no era precisamente un enemigo del régimen.”

http://www.youtube.com/watch?v=iV2ViNJFZC8

Pasando a acontecimientos más recientes, me parece gracioso que Cristina Kirchner, investigada por el juez federal Claudio Bonadio por haber comprado “dólares a futuro”, ensaye como defensa una acusación a “la familia Macri” por haber hecho lo mismo. La defensa de Cristina, parece ser como una partida de ping-pong, donde los competidores se esmeran por ganar el titulo del más corrupto. Como irónicamente observa Andrés Rosler, “es como si hubiese un barco que está naufragando y quienes naufragan creen que se van a salvar si se hunden todos”. Si bien, algunos periodistas comparan lo que está pasando con la investigación italiana de los años ’90 “mani pulite”, sin embargo el profesor Rosler piensa que el poder judicial argentino no es lo suficientemente independiente para poder esperar un resultado parecido. Y nos recuerda que, “es sintomático de la cultura judicial argentina que solo el 3% de casos por corrupción juzgados en tribunales federales argentinos lleguen a la condena”. De allí que tampoco sea una casualidad que Cristina, una vez abandonado el cargo presidencial, comience a ser perseguida por la justicia. Una conducta que nos ayuda a comprender esto, es la reticencia de gran parte de los jueces federales a investigar mientras dura el mandato presidencial. Las razones son varias y – al mejor estilo de series y películas hollywoodenses – pueden ir desde la presión financiera o ideológica hasta el simple chantajeo.

Recordamos que según el ranking de corrupción que elabora Transparencia Internacional, la Argentina ocupa el puesto 107° entre 168 países que componen la lista (encabezado por Dinamarca como el menos corrupto del ranking). La corrupción es algo tan intrínseco de la cultura política que ya nadie se sorprende cuando alguien no es honesto. Consideremos por ejemplo el reconocimiento del presidente Mauricio Macri, quien admitió haber formado parte de una sociedad familiar offshore radicada en las islas Bahamas, tal como consta en panama-papers-imagen-Macriuna serie de documentos que forman parte de la investigación Panama Papers. Macri declaró públicamente que fue “designado ocasionalmente” como director y que nunca tuvo participación directa sobre el capital de la sociedad. En contraste con la Argentina en otros países declaraciones de esta naturaleza hubiesen sido suficientes para reclamar la renuncia a la presidencia, de hecho, los británicos ya han demostrado su disentimiento sobre la participación de David Cameron en cuentas offshore. Los argentinos no, parecen apáticos. El tema es que para la gente Macri, en comparación con el gobierno anterior, “parece un político honesto”. La verdad es que -como irónicamente nos hace notar Rosler- teniendo en cuenta lo que se ha probado hasta ahora, Macri parece ser el Catón de la republica argentina, portador de las virtudes republicanas. Este hombre era “solamente” parte de una sociedad familiar y no recibía ninguna ganancia. Y es entonces cuando el imaginario argentino comienza a pensar que hubiese podido ser mucho peor, que lo que hizo es de minima importancia. Al final que importa? Esta conducta no va a afectar al artesano, al panadero o al fontanero. La gente se preocupa solo cuando le va mal económicamente. Se trata de un fenómeno psicológico, se cree en lo que se quiere. En fin, como dijo proverbialmente la periodista Julia Mengolini, “La corrupción no quita lo bueno del proyecto político”. Desgraciadamente, como sabiamente observa Rosler: “el dinero publico usado por fines personales afecta a la condición económica de un país”. Bastará para mejorar la situación argentina la “vuelta al mundo” deseada por Macri? Aunque parezca absurda, cierta creencia kirchnerista, de que el país podía vivir desconectado del mundo, aun más absurdo parece ser que se crea que la panacea de todos los males es simplemente esto. Después de todo, si la corrupción y la inflación continúan subsistiendo, será difícil ver pronto un cambio.

Sabrina Mansutti

Andrés Rosler es:Doctor en Derecho, Oxford. Master en Ciencia Política, FLACSO. Abogado, UBA. Profesor de Filosofía del Derecho, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Profesor Invitado de Ciencia Política, programa FLACSO-FIU. Investigador en la Carrera del Investigador Científico, CONICET

Blog personal: La causa de Caton

 

 

 

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